HOMILÍA MES DE MARÍA / COLEGIO
MACKAY
/ 24 / 11 / 2016.
Estamos en el día diecisiete
del Mes de María. Hoy culminamos la mediación diaria sobre los frutos del Espíritu
Santo en el corazón de la Virgen Santísima. Al momento de visitar a la Virgen
el Arcángel Gabriel le dijo “eres llena
de gracia”. Mucho más que “bendecida”,
mucho mas que “favorecida”, mucho más
que “predilecta”. Se trata del amor
especial que Dios le tiene a la Virgen por lo que la constituyó “única” e “irrepetible” en vistas a que
iba a ser la Madre de Jesucristo, verdadero Dios y hombre a la vez.
Mes de María en Chile |
Por esto, el cariño que
le profesamos es muy especial (hiperdulía), aun mas…único diremos, tal como
acontece con el cariño que una madre tiene por su hijo y que todo buen hijo prodiga hacia su madre. Entonces, se comprende por qué razón
dedicamos un Mes completo a recorrer las grandezas que Dios hizo en la Virgen,
y en las múltiples bendiciones que concede a cada uno por su intercesión
universal de toda gracia: Desde el Cielo todo nos llega por medio de sus manos
maternales. ¡Todo tuyo somos Virgen Santísima!
Al honrar a la Virgen
María reconocemos la gracia de Dios presente en su corazón, y cómo el Espíritu
Santo vive en ella y da frutos abundantes, el último de los cuales es la “modestia”.
Por cierto, la modestia “modera” nuestros dichos y nuestras acciones. San Francisco de
Asís, en una ocasión salió a predicar con un hermano religioso y no profirió
palabra alguna en todo su caminar por la ciudad. Al regresar al convento, algo
sorprendido el religioso le preguntó por qué no habían predicado, a lo cual le
respondió San Francisco que el sólo ejemplo de dos religiosos, modestamente
vestidos y sin estridencias, era una elocuente enseñanza para quienes los
veían.
Habitualmente tendemos
a amarrarnos a los bienes, a las cosas, las situaciones y las conversaciones,
lo cual inicialmente nada tendría de malo si sólo se tratase de una posesión parcial y no esclavizante, mas, por medio del fruto
de la modestia aprendemos a vivir con sobriedad, a regular nuestra conducta y
palabras con la gracia que viene de lo alto.
En consecuencia, por
medio de la “modestia”
descubrimos, en la presencia de
Dios, una gracia que faculta a nuestra
alma a verse delante de Él, descubriendo con claridad cómo se encuentra, y así,
ver cuán necesaria es la modestia en los diversos ámbitos de
nuestra vida, permitiéndonos restar importancia a las virtudes que creemos
poseer y a los logros que hemos alcanzado, reconociendo – la vez- los defectos
y errores personales que personalmente pueden ser inexistentes y socialmente se
pueden percibir como evidentes.
Padre Jaime Herrera González, Chile |
¿Cómo vivir la modestia
en nuestro tiempo? Teniendo presente que las virtudes teologales y los frutos
del Espíritu Santo no son producto de una “moda”
sino que se requieren de modo permanente en la vida de cada bautizado, es
conveniente buscar vivir la modestia en todo ámbito “en el cual nos movemos y existimos”:
a). En el modo de vestir: La vestimenta es como
un lenguaje, que dice en parte lo que una persona quiere dar a conocer, por
ello, debe ser: digno, limpio, preciso y
sencillo, evitando aquellas prendas que sean muy costosas, y respetando los
lugares donde las usamos: bien el traje de baño en la playa, pero nunca para ir a la Santa Misa; bien los
polerones y buzos para el deporte, nunca
para ceremonias como funerales, bautizos y matrimonios. La modestia exige no ser marqueteros ni apegados a las modas (fashionistas) que, como el péndulo de un reloj, van y vienen… Las modas que pasan, pronto regresan y así sucesivamente.
b)
En el modo de hablar: Un antiguo refrán dice: “Dime lo que hablas y te diré quién eres”,
de lo que hay en el corazón habla la
boca. El contacto con las cosas de Dios, durante este Mes bendito debe hacernos
tener un modo distinto de pensar, de actuar y de relacionarnos con nuestros
hermanos, evitando el uso de expresiones ofensivas, de palabras agresivas y de
términos vulgares, todo lo cual ensucia el alma, ofende a Dios y humilla a
nuestra Madre Santísima, la cual se destaca especialmente por su pureza
virginal, que vivió de manera tan plena como perpetua.
c)
En el modo de actuar: No debemos confundir “recato”
con “pacato”,
toda vez que lo primero, es un acto que
procede de una virtud por medio del cual nos hacemos respetar y respetamos a
los demás, en tanto que ser “pacato” constituye una dicotomía entre lo que se
vive con lo que se hace, que ocasiona, muchas veces, el escándalo de una vida de doble estándar.
La coherencia en la vida se ha de manifestar en actitudes modestas, las cuales
son un elocuente testimonio de vida católica para un mundo que hace del tener y
del poder los nuevos becerros de oro
contemporáneos.
Así, la modestia actúa con gentileza, simpleza,
silencio, pero con la misma perfección que tiene la de quien vocifera sus
logros permanentemente. Nuestra Madre no publicitaba sus acciones pero quién
más que Ella trabajaba; nuestra Madre no promocionaba su poder de intercesión,
pero en todo instante hizo de su vida un servicio; nuestra Madre no vio más que unos kilómetros
en toda su vida, pero como nadie fue conocida en el mundo entero, llegando a
verificar en el Cielo lo que un día proclamó llena de alegría: “su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación” (San
Lucas I, 46-55).
Dios necesita de lo que somos para
manifestar tal cual es, y esto, sólo es posible desde la honradez y rectitud de
nuestras acciones, consecuencia de la modestia, que es la señal por la que
estamos conformados a nuestra propia naturaleza humana. Entonces, seremos ya
revestidos de la gracia del Espíritu Santo. ¡Que Viva Cristo Rey!
PADRE
JAIME HERRERA GONZALÉZ / CURA PÁRROCO DE PUERTO CLARO / VALPARAÍSO / CHILE
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