lunes, 13 de noviembre de 2017

“EL CORAZÓN DE CRISTO, NUESTRO LEMA”

 HOMILÍA 50° ANIVERSARIO EGRESO SSCC 1967-2017

                                         ¡SALVA TU ALMA!


1.     “Los divinos corazones nos formaron”.

Agradezco hondamente la invitación a celebrar esta Santa misa en acción de Gracias con motivo del Egreso de la promoción del año 1967 de nuestro Colegio. Más allá de ser un hecho fortuito para mi constituye un imperativo poder celebrar esta Eucaristía junto a quienes preceden a mi generación que es de 1981. Ustedes conmemoran las Bodas de Oro, lo cual nos hace recordar la grandeza de aquel noble y preciado metal, que amerita tanto esfuerzo su búsqueda y posterior purificación.

Esto evidencia muy gráficamente el tiempo transcurrido, en el cual hay muchas cosas por las que agradecer al Buen Dios, como –también- otras tantas debilidades experimentadas a lo largo de cinco décadas,  desde que entonaron el himno del Colegio, en su estrofa inicial: “Los divinos corazones nos formaron”.

Ciertamente, la centralidad de la formación que antaño recibieron, giraba en torno a la presencia viva de los Sagrados Corazones, lo cual no era una marca institucional sino una impronta educativa que indeleblemente sellaba el alma de cada uno de los alumnos que tan numerosamente pasaban por sus aulas, entre los cuales nos contamos con orgullo.

                           Su Corazón, nuestro lema


En esta realidad, vivieron largos años algunos y otros un tiempo abreviado por el traslado de sus padres o por  la conducta, tan exigente en esos años. Mas, los lazos establecidos como niños y adolescentes de entonces no ten´+ian una circunstancia de quiebre ni fecha de duración, como lo hemos experimentado tantas veces, hasta reconocer que existe un verdadero espíritu de los Sagrados Corazones, el cual lejos de quedar reducido a un genérico impulso casi de camaradería, se fundamentó en la realidad experimentada por los discípulos a los pies del calvario, a constatar el corazón traspasado de Jesús, y el dolor inmenso de nuestra madre santísima, previamente anunciado al amanecer del  Evangelio por el anciano Simeón en el templo: “A ti una espada de dolor traspasará tu corazón”.

Entonces, no podemos separar la gracia que deviene de Jesús con aquella que pasa por las manos de la Virgen María. ¡Toda gracia cristiana es a la vez mariana!

Durante los años de pertenencia al Colegio de los Sagrados Corazones diariamente llevaron a la altura del corazón, con orgullo y sobriedad, la insignia en la cual está representada la identidad tantas veces invocada, proveniente del colegio más antiguo de la ciudad de Valparaíso, y fundante en el plano de la educación particular y católica en muestra región de Latinoamérica.

¡Todo un legado que conlleva la misión de preservar, purificar y acrecentar!
Muchos establecimientos de nuestra ciudad llevan nombres de héroes de la Iglesia y de la Patria, en otros casos de ilustres personajes, y hasta de diversos elementos de la naturaleza, más el nuestro tiene su denominación sacada del testamento elocuente del crucificado que lo anunció de manera explícita: ”Mirarán al que traspasaron”…”cuando yo sea elevado –en la cruz- atraeré a todos hacia Mi”.

MISA EX ALUMNOS SSCC VIÑA

Solía decir un gran santo que “a tales gracias, tales responsabilidades”. Cada uno sabe que es responsable de contagiar el buen espíritu recibido al ámbito donde nos movemos y existimos, haciendo un lugar de misión cada rincón en el cual haya alguien que lo necesite, este cercano o lejano, goce de nuestra amistad o no. Basta que descubramos que es el Señor quien quiere darse a conocer para procurar hacer los mejores esfuerzos con el fin de atraer al corazón de Jesús a todo aquel que está llamado a buscarle, a todo quien está invitado a recibirle, a todo aquel que ha sido bautismalmente convocado a poseerle, tal como enseño tan hermosamente San Alberto Hurtado: “La vida nos fue dada para buscar a Dios, la muerte fue dada para encontrarle y la Eternidad para poseerle”.

Lo bueno para nosotros es bueno que lo demos a conocer a los demás. Hay un imperativo en esta materia que nos lleva a ser profundamente inconformistas mientras haya quienes pueden conocer más y perfectamente el esplendor de la verdad que un día recibimos en nuestros primeros años de vida con el testimonio y lecciones de tantos maestros que en esta mañana no dejamos de recordar: Ángel Muga (Castellano); Andrés Villa (Religión); Armando Agüero; Hugo González (Artes Plásticas); Silvio Olate (Música); Clara Lillo; Fresia Acuña (Inglés); Oscar Gaete (Inspector General); y Armando Ramírez (Ciencias). ¡Tantos por cuyos nombres hoy rezamos para que estén inscritos en el cielo, no con la tinta del recuerdo que con el paso del tiempo se diluye, sino con la rúbrica hecha por los corazones de Jesús y de María en el cual nadie queda fuera una vez que opta por dejarles entrar en toda su vida: en su mente y en su corazón.
2.     “Nos formaron en la ciencia y la virtud”.

Si algo se aprendía in illo tempore en nuestro Colegio era a valorar la vida interior, como un verdadero sagrario en el cual Dios habitaba haciendo realidad la invitación que en el  medievo católico se hacía en los cruces de los polvorientos caminos: ¡Salva tu alma! Se esculpía en los pétreos  crucifijos.

En efecto, la búsqueda de la santidad era presentada como un atractivo que invitaba a enfrentar variados desafíos, por ello entre los egresados había múltiples vocaciones de consagración en la Iglesia y servicio a la sociedad como laicos comprometidos con el futuro del mundo que era visto desde una perspectiva de creyentes.

Nuestro Colegio tenía la misión de colaborar en la educación impartida al interior del hogar. Por esos años ya se implementaban las denominadas Escuelas para Padres, que eran breves jornadas para el padre y la madre; se iniciaba la catequesis familiar en la cual los padres de familia asumían la tarea de educar a sus hijos para recibir la primera comunión, que tempranamente se recibía junto al sacramento de la confirmación. Sin duda, la gracia emanada del sacramento donde viene a nosotros el Autor de toda gracia en la Santa Misa, como la recepción de los siete dones del Espíritu Santo permitía tener una particular sintonía con las realidades del cielo y de la tierra.
                    SSCC VIÑA 1957-2017: 50 AÑOS



La ciencia y la virtud no era opuestas porque el mismo Dios que está en el origen de todo, nos ha dejado su huella en la naturaleza, por lo que lejos de verificar una división incompatible en fe y ciencia, enseñadas de verdad se verifica una necesaria sintonía.

Por eso,  volvemos a ofrecer “las coronas de laureles”, tal como reza nuestro himno. Como estupendamente aparece plasmado en la montaña del Cubilete en las cercanías de la localidad de Guanajuato (México), en la cual una imponente imagen del Sagrado Corazón que reina, tiene en sus manos laureles y espinas. Así ha sido –probablemente- nuestra vida, y ahora, cada uno de ustedes puede ofrecer espiritualmente al Señor  aquellos momentos de gozo y realización como de miseria y debilidad que no han de haber faltado en vuestro caminar de cinco décadas de egresados. Demos gracias a Dios por medio de la Virgen María cuyo Mes bendito celebramos por este reencuentro de misa y mesa que el Señor Jesús ha permitido tener. ¡Que Viva Cristo Rey!

      ¡SALVA TU ALMA!





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