MEDITACIÓN QUINTA / MES DE MARÍA /
AÑO 2017.
Quienes vivimos en la
costa, estamos habituados a ver durante las mañanas la llamada vaguada costera, la cual a medida que el
sol se fortalece, se disipa y deja ver todo con plena claridad. Lo que a las
nueve parecía “invisible” al mediodía ya
luce en todo su esplendor.
a).
Origen de la devoción a la Madre del Buen Consejo.
Esto nos sirve para
descubrir la riqueza espiritual que encierra la letanía de este quinto día del
Mes Bendito: “María, Madre del Buen
Consejo”, Pues, el Espíritu Santo por medio del don de consejo, que
adornó el corazón de la Virgen, nos permite ver con claridad los designios de
Dios a pesar de la bruma que impone una sociedad neopaganizada, que llena de
materialismo ha dado como cultura la espalda a la voluntad de Dios.
Luego de la Asunción del
Señor a los cielos, les dijo a sus Apóstoles que fueran al mundo entero
enseñando y celebrando los siete sacramentos. Ellos cumplieron lo mandado en
medio de grandes dificultades y persecuciones, cosa que se extendió hasta el
año 313, cuando la fe cristina tuvo carta
de ciudadanía a lo largo de todo el
imperio romano.
El año 336 fue electo
como Sumo Pontífice el Papa Marcos, quien enfrentó la herejía arriana
fortaleciendo la devoción a la Virgen María, colocando el primer templo
edificado luego de las persecuciones bajo el patronazgo de la “Madre del Buen Consejo”, ubicada en la
ciudad de Genazzano a 60 kilómetros de Roma. Se trata de un cariñoso
“piropo” que tiene cerca de 1700 años en nuestra Iglesia Católica.
Aquella ciudad –por
entonces- era un antro de paganismo, vicios y desenfreno moral. No podía ser
otro lugar donde la piedad hacia la Virgen se manifestase con fuerza pues allí
donde un hijo lo necesita la madre siempre se hace presente. Ella no es
renuente a las pruebas, a los desafíos ni a la persecución pues desde que al
anciano Simeón le dijo: “A ti una espada
traspasará tu corazón”, Ella optó por estar del lado de quienes son
perseguidos y postergados. ! Los pequeños son sus hijos predilectos!
A lo largo de todos estos
años los Papas han demostrado mucho cariño hacia este nombre de la Virgen como
la “Madre del Buen Consejo”: El Papa
Pío V envió un corazón dorado de regalo que colocaron en dicho templo; el Papa
Urbano VII fue en peregrinación durante una grave plaga; el Papa Inocencio XI
coronó la imagen (1682); el Papa Benedicto XIV bendijo la cofradía en su honor;
el Papa Pio IX introdujo este nombre en las Letanías Lauretanas; el Papa Pío
XII la escogió como Patrona de su Pontificado, y el Papa Juan Pablo II visitó
varias veces dicho Santuario.
Durante la Segunda Guerra
Mundial (1939-1945)
cayó una bomba al interior de la Iglesia
destruyendo todo, excepto la imagen venerada
de la Virgen del Buen Consejo.
b).
El don de consejo en el corazón de la Virgen María.
Jesús hizo de su vida el
cumplimiento del “proyecto” (consilium
en latín) de salvar a todos los hombres. Lo dijo claramente: “No he venido a hacer mi voluntad sino la de
mi Padre que está en el Cielo”.
A lo largo de su vida
Nuestro Señor es reconocido como el “Maestro
bueno” que todo lo hizo bien. Por ser Dios verdadero, es bueno como Él,
entonces, Cristo es el “buen proyecto” de Dios, y María, es
reconocida como la “Madre del Buen
Consejo”. Así lo hizo en las Bodas de Caná de Galilea cuando “aconsejó” a los novios atribulados
exhortándoles a “hacer todo lo que Jesús
les diga” (San Juan II, 5).
María Santísima en
momentos de confusión clarifica. Cuando caminamos en oscuridad o sumergidos en medio
de una espesa neblina avanzamos de
manera insegura, con algo de temor y
tímidamente, porque no vemos lo que viene. Su presencia disipa las
tinieblas y deja ver con claridad lo que inicialmente se presenta sólo como
oscuridad.
El momento actual en que
nos toca vivir nuestra fe católica está lleno de crisis e incertidumbre, por
ello la devoción a recurrir a la Madre del Buen Consejo constituye un verdadero
imperativo para nuestros días.
c).
¿Qué nos pide la Virgen del Buen consejo en este tiempo?
Ser
aconsejados por el Espíritu Santo.
El Espíritu Santo, por
medio del don de consejo, ilumina nuestra conciencia en las
opciones que la vida desafía, sugiriéndonos aquello que es lícito, lo que
corresponde, lo que es más conveniente para el alma, que de suyo debe ser
nuestra prioridad en la vida. Esto evitará que seamos “llevados por la vida” sino
que seamos nosotros quienes “llevemos la vida”. Las “riendas” de nuestras palabras y acciones las toma nuestra
conciencia asistida por el don de consejo, y no ha de ser tironeada por las
pasiones, deseos y quereres.
Aconsejar
desde el don de consejo del Espíritu Santo.
El don del Consejo reconstruye nuestra conciencia: esto
nos permite ver mejor y estar mejor, puesto que
el camino de la docilidad y la sabiduría se allana con la obediencia
filial que tuvo la Virgen María hacia los designios de Dios.
Durante este Mes nos
esforzaremos por dar buenos consejos a nuestros amigos, teniendo la certeza que
es el mejor regalo que podemos hacerles. Una buena amistad se nutre de una
confianza que se gana de aprender a recibir buenos consejos y no se queda sólo
en nutrir un activismo lúdico.
Agradezcamos siempre el
consejo oportuno que viene a nosotros, porque nos permite enmendar y corregir
el rumbo de nuestra vida, y alejémonos de quienes callan neutralmente mientras
nos hundimos en un abismo.
Imploremos en este quinto
día del Mes Bendito de María que la
Virgen “sea la inspiración de nuestros
pensamientos, la guía de nuestros pasos, la maestra de nuestra disponibilidad,
la Madre y consejera de nuestra perseverancia”. ¡Que Viva Cristo Rey!
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