MEDITACIÓN SEXTA / MES DE MARÍA / AÑO 2017
¿Cuándo hablamos de
crear? …Primero cuando nuestros padres fueron dóciles a la voz de Dios y nos
llamaron a la vida; cuando un artista
“pinta” una obra original; cuando se escribe un texto; cuando se dice –por extensión- respecto de una
edificación de relieve que permanece en el tiempo. Algo “creado” no dice relación sólo con lo nuevo sino –también- con lo único.
Siempre que el hombre
hace algo, por novedoso que sea, hay que tener presente que Dios, a quien con propiedad y en exclusiva
se le aplica el carácter de creador, pues hace todo de la nada. El hombre sólo
puede hacer “creativo” de elementos preexistentes, no así en el
caso de nuestro Dios, quien es el único a quien podemos llamar “creador”.
El Rey David se portó muy
mal con Dios, por esto reconoció que después de pecar “me vi reducido a la nada”, por lo que la salvación obtenida por el
sacrificio de Jesús en la Cruz, aplicado a nosotros, realmente es como una nueva creación.
El perdón de Cristo, dado
en el bautismo y la confesión sacramental
hace del hombre una nueva creatura.
Cuando decimos a la
Virgen María que es la “Madre del
Creador”, recordamos el misterio de
la Santísima Trinidad. Un solo Dios tres personas divinas distintas. Único e
indiviso. Así, la Virgen es Madre de Cristo en todo su ser: su divinidad y su
humanidad. Si Cristo es uno solo, entonces, María ha de ser reconocida como la
Madre del Creador.
PARROQUIA PUERTO CLARO CHILE |
Sin duda es un misterio
que nuestro Dios creador haya permitido ser
creado en su naturaleza humana, por lo que requirió de una madre que le dio
la naturaleza humana y el cuerpo de hombre. Cuántas veces encontramos parecido
un hijo a sus padres, en el caso de Jesucristo, por el hecho de haber recibido
la carga genética sólo de la Virgen María, deducimos que el rostro de Jesús ha de haber
evidenciado mayormente las diversas características del rostro de la Virgen
Madre…mirada, tono de voz, tez, color del pelo, color de ojos. Todo en Jesús
habla de su Madre, y todo en la Virgen María habla de Jesús.
Para quienes se acercaban
al Señor era fácilmente perceptible descubrir en su rostro el de su Madre,
verificando perfectamente aquella antigua expresión “a Jesús vamos por medio de María”.
Cada uno de nosotros sabe
perfectamente que fueron nuestras madres quienes nos enseñaron a caminar, a
decir las primeras palabras, a rezar, a crecer en virtudes, a buscar la
santidad. El “parentesco” de la Virgen con la Trinidad santa es único: Hija del
Padre, Madre del Hijo y Esposa del Espíritu Santo.
La Santa Biblia enseña
que “por medio de Jesús fueron hechas
todas las cosas y sin Él no se hizo nada de cuanto existe” (San
Juan I, 3). Esto nos lleva a tener presente que así como la Virgen
es la Madre de Cristo…y como por El y en El fueron creadas todas las cosas,
entonces, María Santísima verdaderamente toma parte en la obra de la creación.
La maternidad de la
Virgen María es ejercida igualmente porque su hijo y Dios, Jesucristo, nos
obtuvo la salvación al morir en la cruz y resucitar al tercer día. A lo largo de
toda su vida, nuestro Señor destacó la presencia y poder de intercesión de la
Virgen, la cual en esta “segunda creación” como es la redención del mundo,
puede ser llamada con toda propiedad como la Madre del Creador, que hizo y rehízo todas las cosas.
Recordemos que cuando “Dios hizo de la nada todas las cosas”
en el Antiguo Testamento leemos: “Hagamos
al hombre a nuestra imagen y semejanza”, es la misma expresión que luego
tomamos al inicio del Nuevo Testamento, en momentos que el Arcángel Gabriel le
anuncia a María que será la Madre de Dios, a lo cual la Virgen responde “! Hágase en mi según tu palabra!”.
Con ello la Virgen
colabora eficazmente en devolver al hombre su perfección original. Sin el
primer “hágase” nada habría existido;
sin el segundo “hágase” el hombre
habría permanecido sumergido en la oscuridad del pecado.
Debemos esforzarnos por
tener una plena amistad con Dios, es decir, en estado de gracia, para que
inmersos en la obra creada por Dios, vivamos a “imagen
y semejanza” suya, procurando vivir
unidos a Él procurando llevar una vida santa.
a).
Amor a Dios Creador: Así como de manera especial amamos a nuestro
padre y nuestra madre porque “nos
trajeron al mundo”, de modo semejante amamos a Dios primero y sobre todo
porque nos hizo (creó) de la nada. El
solo hecho de existir es –para nosotros- fuente de alabanza a Dios, porque un
día pensó en cada uno, y nos creó, y si existimos hoy es una prueba que Dios
nos sigue amando. Cuando en la liturgia nos arrodillamos para saludar al inicio
y fin de la Santa Misa, como a lo largo de la consagración, tengamos en la
memoria las palabras del salmista: “Venid,
arrodillémonos por tierra bendiciendo al Señor Creador nuestro” (Salmo
XIVC, 6)
b).
Admiración y cuidado de la creación: Es curioso verificar cómo
el pecado frecuentemente nos hace olvidar las grandezas que hay a nuestro
alrededor en el universo y la creación. ¡Todo parece malo, todo parece feo!
Un alma creyente sabe descubrir con gozo la mano de Dios en toda la creación,
tal como sostuvo Santa Teresa de Los Andes: “Todo
lo que veo me lleva a Dios”. Este mes aprendamos a mirar y agradecer lo
que Dios ha puesto en nuestras manos para cuidar y hacer producir por medio del
trabajo bien hecho. Salmo XIL: ¡Qué magnificas son tus obras, Señor!”.
San Francisco de Asís
solía decir: Si las cosas que vemos son inmensas…las altas montañas, los abismos
del mar…la fragancia, colorido y variedad
de la vegetación…Si todo es bueno, “Aquel
que lo ha hecho de la nada es infinitamente mejor”…Si ello es bueno, Dios
es mejor.
c).
Aversión al pecado: El relato de la creación nos recuerda que
el hombre y la mujer fueron creados por Dios en el día sexto, como coronación
de la obra creada, por lo que hemos de ejercer un dominio sobre las cosas, excluyendo
todo abuso y maltrato de la obra hecha por Dios…Nuestras manos no pueden destruir
lo que las manos de Dios no dejaron de
crear, y en nuestros días de cuidar providencialmente.
IGLESIA PUERTO CLARO CHILE |
En este tercer día del
Mes bendito de María, honramos a la Virgen como Madre del Creador implorando que nuestro trabajo, que nuestro
estudio, que nuestro deporte, y que nuestra diversión estén a la altura de lo que Dios quiere para nosotros y para el
mundo ¡Que Viva Cristo Rey!
PARROQUIA
PUERTO CLARO CHILE
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