MEDITACIÓN DÉCIMO PRIMERA / MES DE MARÍA / AÑO 2017
1. Dar a Virgen María el cariño que
merece.
¿Qué nos convoca llegar
diariamente durante un mes a este lugar sagrado? ¿Qué nos hace dedicar –impostergablemente-
una hora al día y colocarnos frente al altar y a la imagen de la Virgen María?
Sin duda, lo mismo que
llevó a los apóstoles a cuidar a la Virgen durante su vida en la localidad de
Nazaret y de Éfeso; lo mismo que convoca a cada católico a recordar con cariño
y llenar de reconocimiento agradecido a la madre de Dios desde hace dos
milenios.
El primer reconocimiento
lo tributa el mismo Dios a quien elige para ser
la Madre de Jesús, por ello las palabras del Arcángel Gabriel dichas a
la Virgen son basilares en la piedad mariana y en darle el título que hoy
invocamos: “Madre digna de veneración”.
Una antigua canción
mexicana dice: “Amor con amor se paga”,
lo cual evidencia que el amor exige una
mutua correspondencia. Y es lo que como creyentes procuramos hacer al
tributar un acto de gratitud y culto muy especial en honor a lo que la Virgen
María hace y a lo que la Virgen María
es ante Dios.
El Arcángel dice a la
Virgen: “Ave, Llena de Gracia, el Señor
Dios está contigo” (San Lucas I, 42).
Fijemos que la palabra “Ave” era el
saludo dado a quien tenía un señorío especial, y ocupaba un papel en la
sociedad importante, estando reservado para ocasiones especiales y solemnes.
Si invertimos la frase
queda el nombre de “Eva”, la cual
siendo “madre de vivientes” aceptó la
tentación en el paraíso terrenal por el cual entró el pecado en el mundo. “Ave María” implica tributar a la Virgen
el reconocimiento en ser considerada como la aurora de la salvación del mundo.
Luego vemos que este
saludo del Arcángel tiene un eco en las palabras que profiere Isabel –la madre
de San Juan Bautista y prima de Virgen- ante María: “Bendito es el fruto de tu vientre”, y que la Virgen reconoce de
inmediato: “me felicitan todas las
generaciones” en medio del canto del Magníficat (San
Lucas I, 48).
En el calvario Nuestro Señor
dijo a San Juan, en quien está la Iglesia representada: “Hijo ahí está tu madre”, y añade explícitamente que el apóstol “la recibió en su hogar”, con lo cual
dispensaría todo cuidado, cariño y reconocimiento.
La devoción hacia quien
es “digna de veneración” nace del
amor a Jesús, toda vez que si el mismo Cristo vivió obediente y cariñoso con su
madre durante casi tres décadas ¿Cuánto
más hemos de hacerlo quienes como bautizados deseamos imitar a Jesús en todo?
Si amamos al Señor hemos de hacerlo igualmente con su Madre. ¡Si a Cristo! ¡Si
a María!
La “veneración” es definida como un sentimiento de profundo respeto y
admiración inspirado por la dignidad,
por la grandeza de las virtudes, y por los méritos de una persona, en
este caso de la Virgen Santísima.
Si nosotros queremos a
nuestros padres, vemos en ellos un conjunto de virtudes, de dignidad y de
méritos que les hacen poseedores de todo nuestro cariño, de toda nuestra
gratitud, y de todo nuestro servicio. Entonces, si a ellos los “veneramos” porque nos han transmitido el don de la vida
y de la fe, y son importantes y
bondadosos con nosotros, ¿Con cuánta
mayor razón y fuerza no hemos de dejar hacerlo con quienes hemos recibido al
autor de la vida y de la fe?
La finalidad de ese acto
de veneración consiste en descubrir cómo crecía, cómo se preparaba, cómo
respondía nuestra Madre Santísima a lo que Dios le iba pidiendo a lo largo de
su vida y que para nosotros es una enseñanza y fuente de sabiduría y santidad.
Desde el año 225 se hace
la primera alusión directa de la Virgen María en la celebración de la Santa
Misa (a 192 años de la muerte y resurrección del Señor). Desde entonces son múltiples las celebraciones litúrgicas en
las cuales se tributa una veneración especial a la Madre de Dios, a lo largo de
todo el Año Litúrgico pues la Iglesia honra a la Virgen en el culto dado a
Jesucristo.
¿Cómo
saludar en este Mes Bendito a quien es “Digna
de veneración”?
a).
Encomendarnos al despertar y al dormirnos a la Virgen:
Como buena Madre Ella desea que toda nuestra jornada diaria esté consagrada a
Dios, y nos acompaña con su presencia maternal a lo largo de todo el día.
b).
Recordar a la Virgen en sus imágenes: Del material que sean y
con el rostro que tengan, las imágenes de la Virgen María siempre son bellas
para los hijos, de la misma forma como a nuestra madre siempre la encontramos bonita
–buenamoza- en las fotografías. Nadie deja la foto de su mamá en cualquier
parte, y por el contrario, cada vez que mira una de ellas le surgen
sentimientos de gratitud y de respeto que, en el caso de la Virgen Santísima, constituye un acto de especial veneración. Siempre recemos al pasar frente a una imagen.
c)
El Rezo del Ángelus: En muchos colegios y templos a las doce
del día se interrumpen las actividades y clases para rezar una oración que recuerda
la visita del Arcángel Gabriel a la Virgen. Es breve y muy hermosa porque es el
texto que indica el momento que Cristo vino al mundo para salvarnos.
c).
El rezo del Santo Rosario: Es la oración predilecta de la
Virgen María , que solicitó recitar en la última aparición que hizo a los tres
pastores de Fátima (Lucía, Francisco y Jacinta). Implica dar un ramo de rosas
espirituales a la Virgen. Este Mes Bendito es la oportunidad para aprender a
rezarlo.
d).
Asistir al Mes de María: Sin duda es un sacrificio grato a
nuestra Madre del Cielo ver cómo se le dedica treinta días para decirle que la
queremos, que es importante para nosotros y que por Ella vamos hacia Jesús. Es
fundamental crecer en las virtudes cristianas durante este tiempo de gracia
como este Mes.
e).
Uso del Escapulario: La Virgen prometió que quien lo porte no
se condenará sino que alcanzará la bienaventuranza eterna. Es como el habito de quien se sabe consagrado a la
protección de la Virgen y de quien coloca bajo su manto protector todos los
anhelos, proyectos y trabajos. Su uso nos permite poder ser reconocidos como
discípulos de María, y es como un “free-pass”
a su corazón maternal.
f).
Visitar una Gruta y Santuario: A lo largo de nuestras
ciudades podemos buscar lugares donde exista una imagen de la Virgen e ir a
rezar ante ella. Por ejemplo, tenemos el Santuario de Lo Vásquez; la Gruta de
la Virgen en 15 Norte; la imagen de Stella Maris camino a Reñaca; la imagen de Playa
Amarilla en Con-Con. Que la Virgen cuente con nuestro afecto y compañía,
especialmente en aquellos lugares más distantes. ¿Cuántas bendiciones nos
tendrá reservadas allí? ¡Que Viva Cristo
Rey!
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