miércoles, 29 de noviembre de 2017

“MARIA TORRE DE DAVID”

MEDITACIÓN DECIMO SEXTA /  MES DE MARIA / AÑO 2017

1     La Virgen como misterio del Cielo y de la tierra.

MILAGRO DE CALANDA (1674)
Hace 375 años  la noticia de un milagro ocurrido en la Ciudad de Calanda asombró a toda Europa. En el santuario de Nuestra Señora del Pilar, Patrona de la Madre Patria, un hombre que había pedido una de sus piernas hace dos años, iba diariamente al templo a rezar a la Virgen.

Una noche, el sintió que su pierna había sido incorporada, y ante el asombro de sus médicos y de todos los que lo conocían y supieron de que había perdido su pierna a causa de la gangrena, testificaron este milagro que ha sido llamado el “milagro de los milagros”. Las muletas quedaron como ofrenda en una de las murallas del templo como signo de gratitud por el milagro recibido.

Muchas veces, antes de ingresar al Seminario Pontificio de Lo Vásquez, siendo alumno de los SSCC de Viña del Mar,  y estando ya como seminarista me correspondió arreglar los diversos elementos que voluminosamente llegaban como agradecimiento en cada Festividad. No dejaba de sorprenderme que siempre encontramos  bastones y muletas…como las del ex cojo de Calanda.

En el Antiguo Testamento leemos: “En tu cuello como la Torre de David, que se alza sobre torreones, de ellas cuelgan mil escudos, todos divisas de valientes” (Cantar de los Cantares IV, 4). Así como “trofeos de milagros” quedan en los muros de los santuarios, en aquella torre construida por el Rey David los soldados colocaban en sus murallas “trofeos de victorias”.

Aquella torre en Jerusalén era la más alta, por tanto más cercana al cielo, y era la más bella decoradas de toda aquella  ciudad de paz. La grandeza de las virtudes que tiene el Corazón de la Virgen sobresale respecto de toda la humanidad de todos los tiempos, toda vez que sólo Ella fue denominada “Llena de gracia”.

En todo el mundo, María es alzada como una verdadera  torre espiritual, por su vida santa, pura y virtuosa. Sabiamente nuestra Madre la Virgen  ha sido reconocida como “misterio del cielo y de la tierra”.

TORRE DE DAVID EN JERUSALEN


Tempranamente los creyentes comenzaron a denominar a la Virgen María como “Torre de David” porque como toda torre resulta imprescindible para garantizar la seguridad de toda la ciudad,  particularmente en tiempos de guerra e incertidumbre. Si,  en tiempos de paz aquella torre cautiva por su belleza, en tiempos de violencia lo hace por cobijar con plena seguridad. ¡Así pasa con María!

Esto lo han comprendido perfectamente los Santos que unívocamente han sido grandes devotos de la Virgen Santísima. ¡Sin excepción santidad y devoción a la Virgen van de la mano! Toda vez que quien acepta a Jesucristo no puede despreciar, menospreciar,  o rechazar a quien Él se dignó crear revistiéndola de las mayores perfecciones y poder al constituirla como medianera universal de toda gracia, verdadero “eslabón encontrado” que une el cielo y la tierra en su purísimo corazón.

La naturaleza humana afectada por el pecado original nos indica que la tentación parte por los sentidos y luego busca razones…primero, busca seducir y finalmente, convencer: Eva vio el fruto de la manzana que le pareció deseable y luego,  se puso a conversar (dialogar) con el Maligno, con las consecuencias de todos sabida. Dios les puso “tarjetas roja” a Adán y Eva y los sacó del paraíso.

Lo anterior, nos ayuda a comprender el papel que cumple la Virgen Santísima  en orden a vigilar e iluminar el camino que más expeditamente nos conduce hacia la santidad. Su intervención como Torre de David nos permite discernir entre el valor de ser una piedra en medio de una construcción o ser una piedra de tropiezo…En el camino del apostolado somos… ¿un puente que une? o somos ¿una muralla que divide?  

a). El imperativo de la salvación: Frente al tema de la salvación del alma no hay esfuerzo pequeño ni postergarle. Todo importa, y tiene urgencia. El vigía de la fe, que quiere dar seguridad a cuantos viven en la ciudad, debe apoyarse en la Virgen María, la cual como la “Torre de David” permite descubrir los peligros que encierra la sociedad actual e incentiva, a su vez,  a crecer en los valores propios de nuestro tiempo que favorecen una vida de mayor fe, esperanza y caridad. Allí donde nadie hable de ser santos nosotros seremos los primeros y más pro-activos en ese tema, tal como lo fue la Virgen Santísima.

b). Mirar la doctrina católica como vehículo de salvación: Sólo a causa de una buena doctrina no nos salvaremos pero sin ella de seguro nos condenaremos. Tener un buen catecismo, una buena enseñanza religiosa, una buenas clases de religión, es algo importante, pero lo principal es que constituyan  un medio para conocer más perfectamente a Jesucristo y a su Iglesia. Tener buena doctrina en materia de fe es un don que debemos implorar especialmente en tiempos de tanta dispersión y vaguedad en el mundo de  la enseñanza. Aquí juega un papel insustituible la presencia de la Virgen María, cuyos consejos revestidos de la dulzura propia de la maternidad incluyen la exigencia y la fuerza de voluntad,  realidades tan postergadas  en la vida presente.

c). Confiar en la protección de la Virgen María: La “Migdal David” El Cardenal Newman, inglés converso a  la Iglesia Católica del Siglo XIX, enseña al respecto que: “David para defensa de su ciudad construyó una torre notable, de la que colgó sus trofeos obtenidos del triunfo de sus enemigos y puesto que David es tipo (imagen)  de nuestro Señor Jesucristo, así la torre es figura de la Virgen Madre de Dios. Se le llama “Torre de David”  porque ha sabido defender a si Hijo del ataque de sus enemigos”.

 CURA PÁRROCO DE PUERTO CLARO CHILE
Como eco de esa defensa está sin duda la necesidad de favorecer la debida promoción de las personas a una vida cada vez más digna, en la cual,  las necesidades de todo orden, en el plano espiritual y material,  serán subsanados por la iniciativa de los creyentes, quienes con su creatividad y perseverancia han sabido y han logrado implementar diversas obras de caridad a lo largo  del mundo entero.

Las almas de nuestros hermanos deben encontrar en nosotros aquella protección que –como Torre de David- la Virgen Santísima quiere dar a cada hijo de Dios, por los cuales Jesús no desdeñó sacrificio alguno….aún más, los asumió todos para que todos tuviésemos la oportunidad de lograr una vida nueva en si Hijo y Dios.

A la hora de servir los católicos debemos estar no sólo en primer lugar, sino –también- en primera persona asistiendo con nuestros bienes, con nuestro tiempo, y con nuestra ayuda a quien más urgentemente lo requiere. Será la Virgen en este día, a la que veneramos como “Torre de David” quien nos obtenga la gracia de ser creativos, eficaces y muy generosos ante quienes Dios se nos presente en su indigencia espiritual y material.  ¡Que Viva Cristo Rey!


No hay comentarios:

Publicar un comentario