MEDITACIÓN DECIMO SEXTA / MES DE MARIA
/ AÑO 2017
1 La Virgen como misterio del Cielo y
de la tierra.
MILAGRO DE CALANDA (1674) |
Hace 375 años la noticia de un milagro ocurrido en la Ciudad
de Calanda asombró a toda Europa. En el santuario de Nuestra Señora del Pilar,
Patrona de la Madre Patria, un hombre que había pedido una de sus piernas hace
dos años, iba diariamente al templo a rezar a la Virgen.
Una noche, el sintió que
su pierna había sido incorporada, y ante el asombro de sus médicos y de todos
los que lo conocían y supieron de que había perdido su pierna a causa de la gangrena,
testificaron este milagro que ha sido llamado el “milagro de los milagros”. Las muletas quedaron como ofrenda en una
de las murallas del templo como signo de gratitud por el milagro recibido.
Muchas veces, antes de
ingresar al Seminario Pontificio de Lo Vásquez, siendo alumno de los SSCC de
Viña del Mar, y estando ya como
seminarista me correspondió arreglar los diversos elementos que voluminosamente
llegaban como agradecimiento en cada Festividad. No dejaba de sorprenderme que
siempre encontramos bastones y muletas…como
las del ex cojo de Calanda.
En el Antiguo Testamento
leemos: “En tu cuello como la Torre de
David, que se alza sobre torreones, de ellas cuelgan mil escudos, todos divisas
de valientes” (Cantar de los Cantares IV, 4). Así
como “trofeos de milagros” quedan en
los muros de los santuarios, en aquella torre construida por el Rey David los
soldados colocaban en sus murallas “trofeos
de victorias”.
Aquella torre en
Jerusalén era la más alta, por tanto más cercana al cielo, y era la más bella
decoradas de toda aquella ciudad de paz.
La grandeza de las virtudes que tiene el Corazón de la Virgen sobresale
respecto de toda la humanidad de todos los tiempos, toda vez que sólo Ella fue
denominada “Llena de gracia”.
En todo el mundo, María
es alzada como una verdadera torre
espiritual, por su vida santa, pura y virtuosa. Sabiamente nuestra Madre
la Virgen ha sido reconocida como “misterio del cielo y de la tierra”.
TORRE DE DAVID EN JERUSALEN
|
Tempranamente los
creyentes comenzaron a denominar a la Virgen María como “Torre de David” porque como toda torre resulta imprescindible para
garantizar la seguridad de toda la ciudad, particularmente en tiempos de guerra e
incertidumbre. Si, en tiempos de paz
aquella torre cautiva por su belleza, en tiempos de violencia lo hace por
cobijar con plena seguridad. ¡Así pasa con María!
Esto lo han comprendido
perfectamente los Santos que unívocamente han sido grandes devotos de la
Virgen Santísima. ¡Sin excepción santidad y devoción a la Virgen van de la
mano! Toda vez que quien acepta a Jesucristo no puede despreciar, menospreciar,
o rechazar a quien Él se dignó crear
revistiéndola de las mayores perfecciones y poder al constituirla como
medianera universal de toda gracia, verdadero “eslabón encontrado” que une el
cielo y la tierra en su purísimo corazón.
La naturaleza humana
afectada por el pecado original nos indica que la tentación parte por los
sentidos y luego busca razones…primero, busca seducir y finalmente, convencer:
Eva vio el fruto de la manzana que le pareció deseable y luego, se puso a conversar (dialogar) con el Maligno,
con las consecuencias de todos sabida. Dios les puso “tarjetas roja” a Adán y Eva y los sacó del paraíso.
Lo anterior, nos ayuda a
comprender el papel que cumple la Virgen Santísima en orden a vigilar e iluminar el camino que
más expeditamente nos conduce hacia la santidad. Su intervención como Torre de David nos permite discernir
entre el valor de ser una piedra en medio de una construcción o ser una piedra
de tropiezo…En el camino del apostolado somos… ¿un puente que une? o
somos ¿una muralla que divide?
a).
El imperativo de la salvación: Frente al tema de la
salvación del alma no hay esfuerzo pequeño ni postergarle. Todo importa, y
tiene urgencia. El vigía de la fe, que quiere dar seguridad a cuantos viven en
la ciudad, debe apoyarse en la Virgen María, la cual como la “Torre de David” permite descubrir los
peligros que encierra la sociedad actual e incentiva, a su vez, a crecer en los valores propios de nuestro
tiempo que favorecen una vida de mayor fe, esperanza y caridad. Allí donde
nadie hable de ser santos nosotros seremos los primeros y más pro-activos en
ese tema, tal como lo fue la Virgen Santísima.
b).
Mirar la doctrina católica como vehículo de salvación:
Sólo a causa de una buena doctrina no nos salvaremos pero sin ella de seguro
nos condenaremos. Tener un buen catecismo, una buena enseñanza religiosa, una
buenas clases de religión, es algo importante, pero lo principal es que
constituyan un medio para conocer más
perfectamente a Jesucristo y a su Iglesia. Tener buena doctrina en materia
de fe es un don que debemos implorar especialmente en tiempos de tanta
dispersión y vaguedad en el mundo de la
enseñanza. Aquí juega un papel insustituible la presencia de la Virgen
María, cuyos consejos revestidos de la dulzura propia de la maternidad incluyen
la exigencia y la fuerza de voluntad, realidades
tan postergadas en la vida presente.
c).
Confiar en la protección de la Virgen María: La “Migdal David” El Cardenal Newman, inglés
converso a la Iglesia Católica del Siglo
XIX, enseña al respecto que: “David para
defensa de su ciudad construyó una torre notable, de la que colgó sus trofeos
obtenidos del triunfo de sus enemigos y puesto que David es tipo (imagen) de nuestro Señor Jesucristo, así la torre es
figura de la Virgen Madre de Dios. Se le llama “Torre de David” porque ha sabido defender a si Hijo del ataque
de sus enemigos”.
CURA PÁRROCO DE PUERTO CLARO CHILE |
Como eco de esa defensa está
sin duda la necesidad de favorecer la debida promoción de las personas a una
vida cada vez más digna, en la cual, las
necesidades de todo orden, en el plano espiritual y material,
serán subsanados por la iniciativa de
los creyentes, quienes con su creatividad y perseverancia han sabido y han
logrado implementar diversas obras de caridad a lo largo del mundo entero.
Las almas de nuestros hermanos
deben encontrar en nosotros aquella protección que –como Torre de David- la
Virgen Santísima quiere dar a cada hijo de Dios, por los cuales Jesús no desdeñó
sacrificio alguno….aún más, los asumió todos para que todos
tuviésemos la oportunidad de lograr una vida nueva en si Hijo y Dios.
A la hora de servir los
católicos debemos estar no sólo en primer
lugar, sino –también- en primera
persona asistiendo con nuestros bienes, con nuestro tiempo, y con nuestra ayuda
a quien más urgentemente lo requiere. Será la Virgen en este
día, a la que veneramos como “Torre de
David” quien nos obtenga la gracia de ser creativos, eficaces y muy
generosos ante quienes Dios se nos presente
en su indigencia espiritual y material.
¡Que Viva Cristo Rey!
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